lunes, 1 de diciembre de 2008

Testimonio

La verdad es que desde que llegó al edificio el señor Olmos siempre me pareció un tipo raro. No se... no sabría decirle exacto que era. Pero recuerdo que desde el primer día que lo ví me dio desconfianza.
No era maleducado, no. Pero es de esas personas que se nota que nunca sonríen, vio?
No le recuerdo frase que no sea “permiso” “buenas tardes” o “buenos días”. Nada más. Nunca hablaba con nadie.
No hacía mucho ruido. Y nunca venía gente a visitarlo, que yo sepa. Al menos en horarios decentes, en los que una está despierta.

Recuerdo que desde los primeros días ya entraba a su departamento con unas bolsas negras enormes, como de consorcio. Y también sacaba mucha basura.
No hacia muchas compras, no se qué era lo que tiraba, porque nunca lo dejaba en el cuartito del pasillo, nonono... siempre bajaba la basura hasta la puerta, justo a la hora en que pasaba el camión. No digo que me hubiera fijado, tampoco. No me va a dar por revisarle la basura a los vecinos, no vaya a pensar, pero al menos tendría alguna idea... algo para contarle...

Lo primero que nos llamó la atención a todos fueron esos dibujos que se le cayeron en la escalera... eran de lo mas horrorosos... dibujos de cuerpos de mujeres desnudas, comisario, desnudas... y dibujos de partes de cuerpos... se lo digo y me vuelven a dar los escalofríos aquellos, como cuando doña Mara (la señora del segundo “A”, vio?) los encontró y me los trajo para que los viera.
Ahí todos empezamos a prestar más atención. Imagínese, con las cosas que uno ve en la tele, con todo lo que pasa...

Y empezamos a notar los ruidos, no eran muy fuertes, pero siempre iguales, se notaba que cortaba o rompía algo... no se qué... usté me preguntará si me sonaba a que eran huesos, pero no le podría contestar, porque yo no se como suena un hueso cuando lo cortan. Pero era algo duro, que hacía un ruido espantoso cuando lo rompía, eso seguro... ¿Qué cosa comisario? Ah... ¿que no me preguntó lo de los huesos? Sisisi, es un modo de decir, vio? Sisisi, ya entendí que no es un interrogatorio, que declare nomás, sigo, sigo...

Martín, el muchacho que vive al lado del señor Olmos, le comentó a mi hija que siempre se oía música clásica, y que había notado que cuando las sinfonías aumentaban el volumen, de oían de fondo más ruidos adentro del departamento del señor Olmos. ¿no le parece un horror comisario?

Lo peor eran los llantos... eso era menos seguido, pero cada tanto se escuchaba, un llanto, suavecito, como de niño... se lo cuento y se me pone la piel de gallina, fíjese...

¿Cómo? ¿Que quiere saber lo que pasó ese día? Si si, yo le contaba lo otro, vio? Para que entienda, como venía la mano... Ese día, sisisi... bueno.. ese día yo estaba en casa, preparando puchero. Es importante que era puchero, porque con el vapor de la cacerola yo no sentí nada del olor que venía de afuera... Así que recién me enteré cuando ya estaban otros vecinos y empezaron a hacer ruido. Ya cuando había mucho ruido, porque antes como estaba con la radio escuchando al Negro Oro, que me encanta, no me di cuenta que ya estaban todos acá en la puerta enfrente de mi casa.

Parece que se sentía un olor de algo peligroso... ¿cómo? Ah, no se.. yo no sabría decirle, por esto que le explicaba del puchero, pero el doctor Pantano, el del cuarto “A” que es un señor muy serio, me dijo que tuvo que bajar de su casa a ver de dónde venía ese olor, y estaba muy preocupado el doctor, así que debía ser muy muy peligroso pensamos todos, vio?

Yo cuando salí ya estaba el doctor, y doña Mara, y la señora del encargado con su hijo, ese que es grandote, vio? El que está sentado acá en el pasillo. Parece que hacía rato que le tocaban timbre y el señor Olmos no abría, y ahí todos empezaron a sospechar, claro... por que no le iba a abrir a los vecinos, no? Algo seguro que se escondía, pensamos todos.

Y ahí nomás fue que el Quique, el hijo del encargado, el que le decía, empezó a tratar de abrirle la puerta. Con esos ruidos fue que yo salí al pasillo, imagínese, el susto, que ni apague el puchero...
Y cuando la tiró abajo la puerta ahí estaba parado el señor Olmos, con una cara de susto, pero congelado ahí nomás y no llegó a decir palabra antes de que el Quique se le fuera encima.
Y yo ahí ni mirar quise, que me dan una impresión bárbara esas cosas, pero escuchaba los golpes y al Quique que le gritaba, como un loco: “viejo de mierda” le decía, “ya no te vas a meter más con nadie” y cosas así... y el señor Olmos no decía nada. No se, al menos si hubiera dicho algo... quien sabe que habría pasado, pero calladito se dejaba pegar, como quien sabe que se lo merece, vio?
Y bueno, después de un rato ya hubo que pararlo al Quique porque el señor Olmos ni se movía...
Y ahí entramos a la casa, y recién ahí vimos como era la cosa, cuando abrimos las ventanas para que se fuera el olor... que parece que al final era de pegamento, o de pintura... no entendí bien
Recién ahí vimos los estantes, llenos de muñecas, que el arreglaba, parece. A quien se le iba a ocurrir, comisario, un señor grande, tan serio, ocupándose de esas cosas...

... eso si, comisario... yo le quería preguntar.... si usted pudiera.... si pudiera decirme... con todo esto que pasó... el señor Olmos... está... está vivo?

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